Originalmente diseñadas para cubrir y secar el cuerpo durante el hammam -baño turco-, las foutas han conquistado occidente gracias a su extraordinaria polivalencia. Y es que estas peculiares toallas de grandes dimensiones y gran absorción pueden utilizarse tanto en el interior como en el exterior de casa. Pero, ¿para qué sirve una fouta?
Para la playa y la piscina
La fouta se ha convertido en la verdadera estrella del verano. Sus grandes ventajas la han convertido en el accesorio predilecto de los días de playa o piscina, desbancando a la tradicional toalla de playa. Y es que además de contar con unas dimensiones superiores a las de una toalla de playa clásica, las foutas son mucho más ligeras, apenas ocupan espacio y se secan con mayor rapidez. Y, por si fuera poco, ganan en suavidad con el paso del tiempo y con el número de lavados.
Para completar tus outfits
Aunque a primera instancia pueda parecer que las foutas son accesorios de temporada, el verano no es la única época del año en el que poder sacar partido a una fouta. Y es que, llevada como estola, no sólo te servirá para guarecerte del frío del invierno sino que además añadirá un toque de color y estilo a tus outfits. ¿Qué más se puede pedir?
Para relajarse en el sofá
Dado su gran tamaño, las foutas también se usan a modo de plaid. No sólo son útiles para abrigarse del frescor nocturno, sino que además también se pueden utilizar para cubrir el sofá y darle un aire nuevo al salón.
Hasta para cambiar el look de una pared
Aunque, para renovar el look de un espacio, nada mejor que colocar una fouta en la pared a modo de tapiz, ¡ideal para dar un toque boho al salón! Además, ni si quiera necesitarás echar mano del taladro para colocarla. Su ligereza te permitirá colgarla en la pared con unos simples cuelga fáciles.
