1. El mejor escenario
Es bien sabido que el mar, la playa y el sol son artistas naturales que pintan paisajes hermosos durante todo el día a lo largo de las costas del mundo.
Esta oportunidad de ser protagonistas de escenarios majestuosos en un momento tan emblemático no se tiene todos los días, ¿cierto? Y ya sabes lo que se dice: las oportunidades están para tomarse y solo se dan una vez en la vida.

2. Un pretexto para viajar
Este es un secreto a voces. Celebrar tu boda en la playa también es la excusa perfecta para salir de la rutina de la ciudad, del ajetreo de la gente, el ruido de los edificios, la costumbre.
Cásate en un lugar nuevo, lleno de vida, jovialidad y calidez. Viajar, conocer y permitir también que tus invitados lo hagan es una buena manera de iniciar esta fantástica aventura nupcial.

3. Inicias tu LDM antes
¿Habías pensado que desde la llegada a tu destino puedes empezar tu luna de miel? Vas a estar con tu novio en un destino paradisiaco, están súper enamorados y quienes los acompañan los rodean con sus buenas vibras y parabienes.
Hacer tu boda en la playa te da un respiro. A veces nos centramos tanto en organizar la boda que olvidamos este tipo de detalles. En esta ocasión puedes disfrutar de la luna de miel desde que inicias tu viaje y así celebrar dulcemente la ceremonia nupcial.

4. Puedes usar un vestido bohemio
En la playa puedes salir de la rutina nupcial en muchos ámbitos. Dentro de las posibilidades están las de usar un vestido diferente, sensual, cómodo sin dejar de ser exquisito en cada centímetro.
Por el código de etiqueta en las bodas de salón o ciudad, los vestidos que se pueden utilizar son mucho más formales y sofisticados, lo que los hace convencionales, pero en la playa te puedes dar el lujo de vestir un atuendo más bohemio y acorde al espíritu playero en el que te hallarás.

5. Tienes una boda más íntima
En la playa se logra una intimidad inusual para una boda porque al celebrarse en un ambiente tan apartado de la ciudad, las personas se permiten relaciones más cálidas y amables entre sí, de modo que es normal que reine una simpatía íntima entre los asistentes que se depositará en sus corazones y recuerdos.
Además, las bodas que son fuera de la ciudad suelen tener una cantidad reducida de asistentes. Como son poquitos, platican más entre ellos.
Esperamos que estas ventajas te hayan ayudado a decidirte por vivir tu boda en el lugar que más te guste.
